Por
avatares del destino Robocop pasa de trabajar para los antidisturbios a
colaborar con la gente de stop desahucios, con lo que queda a un paso de que le
incluyan una nueva directriz que diga algo así como “que no, que no, que no nos
representan”.
Tercera y última entrega de la
saga original que si bien es la peor de todas no es tan absolutamente atroz
como muchos proclaman. Cierto que se queda corta de potencia de fuego, más si
la comparamos con las dos películas anteriores, y que lo que hacen con el
personaje de Anne Lewis no tiene nombre, pero para resarcirnos recupera a Basil
Poledouris a la
batuta del score musical y presenta a un nuevo actor tras la armadura de
Rococop que hace no echemos en falta a Peter Weller. Vamos,
que pueden darle una oportunidad a este Robocop en modo perro flauta.
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