Dos
estudiantes de instituto se enamoran, riñen y vuelven a juntarse a ritmo de un
puñado de canciones míticas y, eso sí, manteniendo un peinado siempre perfecto.
Un musical alejado de los
convencionalismos del género y que se ha convertido en un clásico que nunca
aburre por muchas veces que se vea en sus múltiples pases televisivos. Es tan
entretenida, fresca y da tan buen rollo que se le perdona que haga pasar a un
grupo de treintañeros por estudiantes de último año de instituto y que nos
cuele un mensaje tan bello como “hay que cambiar de personalidad para
conquistar al chico de tus sueños”, y que conste que yo también lo haría por
una chica como Olivia “Sandy” Newton-Jones.

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