Un
Capitán recorre la selva en a tomar por culo en busca de un Coronel del
ejército norteamericano que se ha ido por pataneras montando su propio ejército
en el medio de ninguna parte. Ah, y unos helicópteros bombardean un poblado con
napalm al ritmo de bellas melodías,
(Manuel Carrasco no, La cabalgata de las valkirias).
Coppola se pasa de frenada y aunque su película es un título que hay que ver si o si, a nadie se le escapa es excesiva en determinados momentos, especialmente en un tramo final donde da la sensación todo el equipo técnico y artístico estaba de peyote hasta las cejas. Aún y todo una obra maestra protagonizada por un Martin Sheen que a punto estuvo de dejarse la vida en el rodaje y un Marlon Brando en modo “enséñame la pasta”.
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