Un super héroe pasado de vueltas
se dedica a hacer el bien haciendo el mal mientras no deja de mirar a cámara.
Ryan
Reynolds se la jugó apostando por un título soez, escatológico, violento y de
humor muy grueso que daba al espectador todo lo que prometía y un poco más. Con
unos grandiosos títulos de crédito iniciales que dejaban claro de que iba todo
esto, la apuesta salió redonda regalando a los sentidos una cinta de súper
héroes con violencia, sexo y mucha mala leche.
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