Un
empresario bastante cabroncete y amigo de los nazis demuestra tener su
corazoncito al salvar de la cámara de gas a un buen montón de judíos a quienes
pone a trabajar para él, todos ganan.
Steven Spielberg se hartó del sobrenombre de Rey Midas quitándoselo de
un manotazo con esta película, cine en
blanco y negro, sin filtros de ningún tipo, aunque intenta que tiremos de
pañuelo por la vía fácil en su final, y que trata de contar al desnudo una
historia tan hermosa como brutal. El título que nos descubriría a dos actores
con el talento de Liam Neeson y Ralph Fiennes.
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