Las naves de la Primera Orden
juegan al corre corre que te pillo con la flota de la República mientras que la
joven Rey trata de lidiar con un Luke Skywalker que la trata como si a quien
hubiera abierto la puerta de su hogar fuera a los Testigos de Jehová.
Rian
Johnson adelanta por la derecha a J.J.Abrahams ofreciendo una película que
dinamita conscientemente todas las ideas que hasta ahora había preconcebidas
sobre la nueva trilogía. Visualmente deslumbrante, con unos actos inicial y
final que te dejan con la boca abierta, un humor bien insertado, personajes en
su mayoría estupendamente escritos (he dicho en su mayoría Rose Tico) y una
historia bien contada, hará las delicias posiblemente mucho más si no eres uno
de esos fans de la saga con indicios de psicopatía. Y es que quien diga que
esto no es Star Wars tal vez debiera revisitar la primera trilogía.
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