Unos
terroristas de libro (mirada insidiosa, tez morena y barba poblada) secuestran
un avión en pleno vuelo, y para solventar la situación se decide movilizar a los
Delta force, fuerza de élite norteamericana comparable a nuestros agentes de
movilidad urbanos aunque sin llegar a las cotas de mala leche de estos últimos.
Menahem Golan, uno de los gerifaltes
de la mítica Cannon se aplica aquello de “si quieres hacer algo bien hazlo tu
mismo” y dirige uno de los grandes títulos de la productora. Con un temazo
central de Alan Silvestri que acompaña todo el metraje, la película resulta mejor
de lo que uno puede pensar en principio, presentando dos partes claramente
diferenciadas, la del secuestro, llena de un suspense muy bien tratado y la del
posterior rescate, donde hacen acto de aparición Chuck Norris y su motocicleta con
ametralladora y lanza cohetes incorporados. Imaginen como acaba la función.
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