Jesucristo
es un hippie con tintes podemitas que a
base de insistir en que es el nuevo Mesías acaba tocando tanto las narices a
los jerifantes de la época que deciden crucificarlo, menos mal que por aquella
época no había Twitter que si no…
Aunque a nivel visual puede que
la película haya perdido algo de su impacto inicial, pareciendo por momentos
uno de los números musicales de Valerio Lazarov, zooms incluidos, la grandiosa
colección de canciones cortesía del tándem Andrew Lloyd Webber y Tim Rice
logran hacer de Jesucristo Superstar una ópera rock de cabecera con el valiente
añadido de convertir a Judas en el auténtico protagonista de la cinta y donde
podemos ver aplicado aquello de “los buenos no son tan buenos ni los malos tan
malos”. Una estupenda elección para ver en Semana Santa, seas creyente o no.
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