Un señor feudal hace un sinpa a
un grupo de mercenarios que le acaba de recuperar una ciudad, y sucede lo
habitual en estos casos, que le secuestran a la futura nuera con ideas nada
caballerescas.
Paul
Verhoeven se aleja conscientemente del aspecto más heroico y literario de la
Edad Media para mostrar en pantalla algo que posiblemente fuera bastante
parecido a lo que sucedió en realidad. Muerte, suciedad, violencia y sexo en
una lucha agónica por sobrevivir que lleva a que todos y cada uno de los
personajes que aparecen en pantalla carezcan de principios más allá del de
salvar su propio pellejo. Buena fotografía de Jan De Bont, mejor score musical de
Basil Poledouris y un estupendo Rutger Hauer al que sin embargo acaba robando
escenas y algo más una Jennifer Jason Leigh tan dulce como hija puta.
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