¿Qué pasa cuándo mezclas a un
grupo de jóvenes con las hormonas revolucionadas y una inteligencia limitada
con un sanguinario, aunque igualmente estulto psicópata? Y no, no se trata de
otro reality televisivo.
Los Wayans, una familia de
cómicos con más miembros que los Ruiz Mateos, lograron encumbrarse dentro del
género de las spoof movies con esta ácida, irreverente y negra (y no por el
color de piel de los Wayans) parodia de Scream y demás slashers juveniles de
finales de los noventa, inicio de una franquicia que iría de más a menos y con
una mala uva que es de agradecer. Una comedia que hará reír más al aficionado
al género de terror, que pillará los dobles sentidos y guiños, mientras que el
espectador más neófito habrá de conformarse con los chistes de negros y sexo,
que no es poca cosa.
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