1929,
Earl Williams espera en el corredor de la muerte para ser ajusticiado en la
horca mientras una horda de periodistas que hacen buenos a los corresponsales
de Mediterráneo digital pugnan por ver quién publica el titular más
sensacionalista. Vamos, más o menos como ahora.
Irreverente comedia de Billy
Wilder que no deja títere con cabeza en un no parar de grandes diálogos e
ingeniosos gags. Con una atinada estética visual y una pareja de actores que a
esas alturas se conocían a la perfección, se trata de una gran película que
detrás de su desenfadado estilo y simpático desarrollo oculta, aunque tampoco se
molesta en cubrirlo demasiado, mucha rabia hacía estamentos que debieran ser
pilares de la sociedad como la prensa, la justicia y la política. Vamos, que
hay zascas para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario