En
lo que supone todo un delirio para nuestros sentidos, la historia presenta a
dos policías negros persiguiendo a un criminal blanco. Si, si, los negros son los
buenos.
Michael Bay se presentaba ante el
respetable con una película de acción adrenalítica, personajes de los que
hablan mucho mientras disparan, una chica guapa a la que salvar y un malo con
el kit del perfecto villano al completo. O lo que es lo mismo, un inocuo
entretenimiento con buena parte de las constantes del cine de Bay y poco más
que ofrecer, a pesar de los constantes intentos de Lawrence y Smith por ser los
más listos y graciosos de la clase. Eso sí, el título pone a huevo disfrutar
del tema de Inner circle.
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