En
plena Ley seca dos bandas rivales libran una batalla por el control de las
calles que obliga a que el alcohol, aunque prohibido para su ingesta, corra a
raudales para tratar de curar todos los agujeros de bala en los cuerpos de los,
por otra parte, siempre elegantes mafiosos. Que el matar no está reñido con el
saber vestir.
Si con un fin de semana y treinta
dólares Roger Corman era capaz de entregar una película solvente, imaginadlo
con un millón de dólares de presupuesto. Es por ello que esta recreación del
mítico asesinato múltiple ocurrido el 14 de Febrero de 1929 es su película más
redonda a todos los niveles. Con un tono semidocumental muy acertado, el
prolífico productor y director nos deleita con una violenta película que ni De
Palma, ni Coppola, ni Scorsese pueden negar desconocen, porque es el padre
inspiracional de todos sus filmes sobre la mafia que vendrían después.

No hay comentarios:
Publicar un comentario