domingo, 31 de enero de 2021

SER O NO SER (1942)

Una troupe de actores de teatro, en la Polonia ocupada por los nazis, deberá llevar a cabo la mejor de sus representaciones, y no será por conseguir el mayor de los aplausos, sino por algo más banal, salvar vidas, dada la tendencia de los alemanes en aquel entonces por ametrallar a diestro y siniestro.

Una comedia dirigida con brío por un Ernst Lubitsch  que no se anda con remilgos y que se ríe a la cara de los nazis en un momento en el que igual las cosas no estaban para hacer bromas con Hitler. Pero es lo que tiene ser judío y alemán, que no te haces demasiado fan del nazismo. Una screwball de libro repleta de situaciones surrealistas, diálogos chispeantes y ágiles y enredos varios, que supera a la media además de por lo talentoso de su dirección, por el valor de usar a Hamlet como ariete para atizar al nazismo, si,  pero también a la inacción por aquel entonces de unos Estados Unidos que eran la patria de adopción del director (ese “ser o no ser” va con segundas). La película le debe mucho a un soberbio Jack Benny como Joseph Tura, un actor con un ego como el de Jorge Javier Vázquez, y la nota triste la pone una Carole Lombard fallecida el mismo año de estrenada la película y, esta si, por mojarse en plena contienda bélica.

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