Mickey Cohen es un mafioso tan
brutal que ni siquiera sería aceptado entre los invitados a las fiestas “bunga
bunga” de Berlusconi. Es por ello que para acabar con él se debe recurrir a un
grupo de policías de poco preguntar y mucho magullar.
Una
agradable sorpresa que retoma el estilo de Los intocables de Elliot Ness,
aunque sin jugar en su misma liga, algo que tampoco pretende. Una lujosa ambientación,
una violencia sin ambages y unos protagonistas escritos sin escalas de grises
pero que funcionan como estupendos arquetipos de buenos y malos. Y con una
carta de presentación del personaje al que da vida Josh Brolin de esas que te
hacen querer parecerte al héroe de la película.
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