Dos
hermanos volcados en el mundo del boxeo, uno de ellos además bastante crack, descubren
que peores que los golpes en el ring son los golpes que te da la vida.
Parapetado como un drama
deportivo (geniales esas secuencias que muestran los combates de boxeo y que te
meten de lleno en uno), nos encontramos un drama familiar afortunado de contar
con unas interpretaciones todas ellas brillantes (lo de Christian Bale ya es de
otro planeta). Desde el grupo de protagonistas hasta el último figurante, la
película rezuma verdad, lo que la convierte en un gran título que nos enseña
que los perdedores de la vida también tienen derecho de vez en cuando a ganar. Y
encima con el añadido de “basado en hechos reales”.
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