Henry
es un mafioso de tercera a quien le gusta contar su historia mirando a cámara.
Una historia llena de momentos buenos y momentos malos, muertos bajo las
alfombras y drojas en el bote de las galletas, que no en el Cola Cao, como le
sucedió al bueno de José Tojeiro.
Scorsese se apoya en la voz en
off para filmar una de las grandes películas sobre mafiosos de la historia del
cine. Y para ello no le hace falta contar la vida de grandes capos, sino la de
tres arrastrados a los que dan vida unos estupendos Ray Liotta en el mejor
papel de su carrera, Robert De Niro al nivel al que nos tenía acostumbrados
antaño y un Joe Pesci tan pequeño en
tamaño como grande en talento. Una lección de cine de dos horas y media y
planos secuencia imposibles para revisionar anualmente. Vamos, que le dan casi ganas a uno de hacerse
mafioso.
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