Un preso condenado por el asesinato de su mujer
y el amante de esta (y no, no se trata de O.J.Simpson) pasa toda su vida,
cucharilla en ristre, tratando de escapar de la cárcel donde se encuentra
recluido, aplicándose el principio de “quien la sigue la consigue”.
Drama
carcelario que en su aparente sencillez encierra cine del bueno, muy bueno.
Filmado con una desbordante elegancia, esta “banal” historia de presos es una
de esas películas que no te cansas de ver una tras otra vez, confirmándose que el tandem Frank Darabont como director,
Stephen King como autor de la historia, funciona mejor que el duplo Fernando
Alonso-Renault. Por cierto, que el título original del relato de King sería considerado
hoy en día todo un spoiler, ahí lo dejo.
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