Irena es una joven perteneciente
a una raza ancestral que hace que en determinadas ocasiones se convierta en
pantera, pero siendo esta interpretada por la mismísima Natassja Kinski,
provoca que no pocos sientan afición por la zoofilia.
Paul
Schrader remakea el clásico de 1942 en una película que aunque presenta una
factura visual por momentos sorprendente y cautivadora, no deja de resultar
tremendamente fría. Y eso que Natassja Kinski se deja la piel a la hora de dar
vida a una joven con tendencia a la seducción y el apareamiento entre especies.
Un par de secuencias para el recuerdo, cuidado con dar de comer a los felinos,
para un título que te deja a medias.
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