La
ciudad de Lago, lugar con escasez de agallas, contrata los servicios de un
misterioso forastero para que les proteja de unos maulas próximos en llegar con ganas de cobrarse deudas pendientes. Pero hete aquí que se acabará aplicando aquello
del remedio es peor que la enfermedad.
Cuándo menos extraño western con el que Eastwood se estrenaría en la
dirección dentro de este género, y que si bien toma prestados lugares y
personajes del cine de Leone o Corbucci, posee impronta propia y un halo de
tintes surrealistas. Una película cómoda teñida del rojo de la sangre, del de de
los edificios y del del fuego redentor que acompaña a un justiciero con sed de
venganza que lo mismo te acribilla a los más machos del pueblo que te viola a
las mozas más atractivas del lugar. Purito Eastwood.
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