Dawson,
digo Mox, es un jugador del equipo de fútbol de su instituto con la sana
costumbre de ganar todos los partidos. Aunque es lógico, ya que todos los
integrantes del mismo bordean los veinticinco en lugar de los diecisiete de
rigor.
Aunque no juegue en la primera división
de los dramas deportivos, Varsity blues sí que resulta una interesante película
que constantemente hace cambios de juego entre la comedia juvenil, fiestas y
borracheras incluidas, y el drama de un grupo de niños a los que se les obliga
a sacrificarse como hombres llevándoles hasta el límite. Fútbol americano,
temas musicales del momento y un grupo de guapos protagonistas conforman este típico
producto que hubiera mejorado de haber acentuado el drama de la historia y
hubiera optado por un final menos complaciente con el gran público.
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