En
1944 en Francia se inicia un nuevo curso escolar, y para muchos su objetivo no
es aprobar todas las asignaturas ni librarse de las collejas del matón de
turno. Es lo que tienen las guerras mundiales.
El cineasta francés Louis Malle
se desnuda (emocionalmente, no seáis mal pensados), en una gran película
autobiográfica en la que durante buena parte de su metraje parece no pasar
nada, y sin embargo pasa todo, para acabar con diez minutos finales en los que
se te hace un nudo en la garganta. Todo un canto a la juventud y a la amistad a
pesar de su dolorosa frase final. Uno de esos títulos de visionado obligado en
las escuelas, por aquello de esos alumnos que piensan que no hay nada peor que
quedarse sin batería del móvil a media mañana.

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