Benjamin
Button es un tipo que hace suyo el dicho aquel de empezar la casa por el
tejado, lo que no le impide vivir en una semana lo que a nosotros nos llevaría
una vida entera.
Un título que contiene en sí
mismo un montón de grandes historias (la
del relojero, el asilo de ancianos, el hombre al que le ha caído un rayo siete
veces, el remolcador…), pero que es sobre todo una gran, gran historia de amor,
pero del de verdad, no del de programas tipo Mujeres, hombres y viceversa.
David Fincher echa los restos y obtiene una maravilla con la que es imposible
no acabar con una lágrima recorriendo la mejilla. Y, aunque se empeñen en
envejecer a Brad Pitt, su guapura está por encima de todas las capas de maquillaje
o efectos visuales. Merece la pena dedicar tres horas a vivir la vida de
Benjamin Button.
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