miércoles, 3 de marzo de 2021

EL HOMBRE DEL BRAZO DE ORO (1955)

Frankie es un tipo con una muñeca prodigiosa para aquello del reparto de cartas de póker, lo malo es que algo más arriba, en el brazo, tiene una vena amiga de las agujas, y no precisamente porque tenga el carnet de donante de sangre.

No podemos decir que Otto Preminger fuera amigo de dirigir películas fáciles y sin chicha, pero en este caso se superó a si mismo abordando un tema tan poco tratado en el cine, y mucho menos en los lejanos años cincuenta, como el de la drogadicción. Con unos maravillosos escenarios que emanan por los cuatro costados a esos enormes decorados de las grandes productoras de la época, la película es todo un decálogo de perdedores y gente de mal vivir, aprovechando Frank Sinatra para dejar claro que el Oscar por De aquí a la eternidad no fue casualidad. Aunque se agradece que entre esta recua de fracasados nos ilumine una figura redentora con el rostro de Kim Novak

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