domingo, 22 de octubre de 2017

GLADIATOR (2000)

En pago a sus servicios al Imperio romano al general Máximo le quitan las tierras, le matan a su familia y acaba vendido como esclavo reconvertido en gladiador. Lógico es que quiera venganza.

Ridley Scott recupera en Gladiator el defenestrado género peplum y lo hace con una  película que desborda épica por cada uno de sus poros, en sus frases, su banda sonora (ojo, lo mejor de la película), sus secuencias y sus personajes. Lo malo de la épica, que si no se mide bien acaba empachando. Y encima va el bueno de Oliver Reed y se muere sin terminar de rodar sus secuencias.

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