Un estafador, un agente del FBI,
un político una esposa neurótica y una amante se unen en algo que puede parecer
un chiste pero que resulta acabar siendo algo más serio, al menos para ellos.
Elocuente
título para una película que intenta jugar en la liga de los mayores pero que
acaba resultando un quiero y no puedo a la hora de tratar de usar todas y cada una
de las constantes cinematográficas de Martin Scorsese. Precisamente esa
importancia que se da a si misma es su principal lastre, ya que tiene a su
favor unas correctas interpretaciones y una historia que entretiene, pero poco
más, aunque eso sí, el diseño de producción es de lujo. Vale, y Amy Adams jamás
estuvo tan atractiva ni arrebatadoramente sexy.
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