Un
grupo de niños de clase baja son convertidos en esclavos por el Imperio Romano
y obligados a servir a un niño bien, pero algo que normalmente acabaría en
brutal paliza al pijo del grupo se torna por aquello del síndrome de Estocolmo
en una piña súper unida y que gusta de juntarse alrededor de mesas redondas.
Fallida nueva versión del mito
Artúrico que aunque tira de clase de historia para tratar de presentarse como
la verdadera crónica del Rey aficionado a sacar espadas de las piedras,
presenta los mismos errores que cintas similares. Unas batallas descafeinadas
para lo que estamos acostumbrados a ver hoy en día y filmadas sin demasiado
tino por el generalmente más eficaz Antoine Fuqua y sobretodo un desacertado
elenco de actores principales comandados por el siempre inexpresivo Clive Owen
y una Keira Knightley obsesionada por convertirse en una heroína del cine de
acción a pesar de sus cincuenta kilos de peso. O lo que es lo mismo, mucho
ruido para tan pocas nueces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario