miércoles, 12 de febrero de 2020

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS (1991)


Una agente del FBI con cara de angustia constante, para tratar de dar con un peligroso psicópata con tendencia a jugar a esconder sus partes íntimas, deberá contar con la colaboración de otro asesino en serie, en esta ocasión uno aficionado a la gastronomía y fan acérrimo de Chicote.

El padre y la madre de todo el cine de asesinos en serie con el que la década de los noventa inundaría la cartelera. Con una preciosista forma de rodar y unos personajes muy atrayentes y francamente bien escritos, Jonathan Demme construiría su película más celebrada, la cual se beneficiaría enormemente de la aparición en escena de Hannibal Lecter, personaje que con apenas unos pocos minutos en pantalla, menos de los que creen, lograría confirmarse inmediatamente como ícono del cine. Ah, sí, y con pleno de los Oscars principales de ese año.

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