domingo, 8 de marzo de 2020

TAXI DRIVER


Travis Bickle, un mal seguidor de la doctrina de Casimiro, combate el insomnio conduciendo un taxi en las noches newyorkinas. Y le pasa lo que a cualquiera que se moviera entre proxenetas, atracadores, senadores y demás gente de mal vivir, que le entra una mala leche que tiene que combatir armándose hasta los dientes, cambiando de look a lo futbolista de élite y hablándole al espejo, hasta que le hace corto en la cabeza.

Uno de los títulos señeros del nuevo cine fundamentado en la década de la década de los setenta gracias a gente como el propio Scorsese, Coppola, De Palma, Lucas o Spielberg. Con una patina que estrenaría no pocos recursos fotográficos o de encuadres que a partir de entonces veríamos con asiduidad, la película contiene un excelente testamento musical de Bernard Hermann así como unas interpretaciones icónicas, con un De Niro imitado hasta la extenuación en su famoso e improvisado You talking to me? o una Jodie Foster pequeña en edad pero grande en talento. Una película de infausto recuerdo para el Presidente Ronald Reagan, para los demás un básico en la filmoteca.

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