viernes, 12 de junio de 2020

LA DAMA DE SHANGHAI (1947)

 
Un marinero de pocas luces pero contundencia en el uso de los puños se embarca por una hermosa mujer en un viaje en yate privado del que sabe no puede salir nada bueno.

Enmarcada dentro de ese cine negro de mujeres fatales, hombres manipulables e intenciones muy oscuras, Orson Welles presenta en La dama de Shanghai una película tan caótica y extravagante como hipnótica y cautivadora, demostrando el actor, director, guionista y amante compulsivo, que era un adelantado a su tiempo en lo que a técnicas cinematográficas se refiere, dejándolo patente en el portentoso juego de espejos final. Intriga, eso sí, el título, ya que la Elsa Bannister a la que da vida una Rita Hayworth convertida ya en musa del cine tras estrenar Gilda un año atrás, tiene poco de dama y nada de oriunda de China.




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