En
un casino ilegal de Buenos Aires, un estirado villano de opereta, un caradura
tramposo con ganas de prosperar y una mujer fatal de caminar sinuoso creen ser
los más listos del lugar, sin percatarse que el que conoce el percal de verdad es el responsable de los lavabos
del garito.
Título icónico gracias a una Rita
Hayworth en estado de gracia y protagonista de una de las secuencias más
míticas de la historia del cine, donde un meneo de melena y un guante juguetón
exudan más erotismo que todas los momentos a cámara lenta de Los vigilantes de
la playa. Pero Gilda es mucho más, hay que hablar de un brillante Glenn Ford,
de una combinación de géneros perfectamente macerados y servidos, de una puesta
en escena medida y certera, de unas líneas de guion en no pocas ocasiones soberbios
y con grandes dobles sentidos…Una película para el recuerdo, aquel que acabo
perdiendo nuestra adorada Rita Hayworth.
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