Como
si fuera un chiste de Arévalo, un Duque, un Presidente, un Obispo y un
Magistrado, en pleno estertor final del megalómano sueño de Mussolini de crear
un Marina Dor en Saló, deciden morir matando. Lo malo, que no se conforman solo
con morir matando.
Uno de los títulos referenciales a la hora de hablar de polémica en la historia del cine. Pier Paolo Pasolini iniciaba con esta película una trilogía sobre la muerte que no vería segunda entrega tras ser el director brutalmente asesinado antes del estreno de una película que da leña, además sin disimulo alguno, a todos los estamentos sociales en principio más intocables. Una película dura, desagradable, lasciva y repulsiva pero a la vez de tremendamente hipnótica. Hay quien se quede con el festival de degradación, hay quien se quede con la crítica que ofrece contra todo y hay quien se quede con que se han quedado con el tras el visionado de la cinta. Cine no apto para estómagos sensibles, pueden indigestarse.

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