lunes, 21 de diciembre de 2020

CINEMA PARADISO (1988)

 

El pequeño Salvatore es un niño con una cabezonería nivel riojano. Esa tozudez le lleva a soportar estoicamente todas las collejas maternas con tal de cumplir su sueño, que tampoco es que sea jugar en los juveniles del Real Madrid, sino ser el proyeccionista del cine de su pueblo.

Giuseppe Tornatore ofrece en Cinema Paradiso todo un cantazo. Un canto a la vida, un canto a la amistad, un canto al amor y, especialmente, un canto al cine. Una maravilla que desgrana entre sus fotogramas el mejor homenaje jamás filmado al séptimo arte, y con un final que te obliga a llorar a moco tendido si es que es sangre lo que recorre tu cuerpo. Philippe Noiret resulta maravilloso como el viejo Alfredo y el pequeño Toto ofrece una delicia de interpretación. Un título que nos enseñas que antes del formato digital, el croma y las películas de Marvel, ya existía el gran cine. Y, paradojas de la vida, un título que fue mutilado para su exhibición comercial, y no fue el Padre Adlefio y su campanilla los responsables de este recorte.

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