Un
hombre irrumpe en una comisaria con una historia sorprendente. Y es que le
sucede lo que a Kiko Rivera en el mundo de la música, sabe que ya está muerto
aunque parezca lo contrario.
Una de las hermanas pequeñas de
ese cine negro filmado en la década de los cuarenta, con unos personajes menos
interesantes que otros títulos del género, pero con una historia tan potente y
original que ha sido objeto de varias revisiones posteriores, una de ellas
protagonizada por la entonces pareja Dennis Quaid y Meg Ryan. Una película
ágil, fresca y con un ajustado metraje, y donde su protagonista se presta a un
constante corre corre tratando de dar con la persona que ha acabado con su
vida, y con la inteligente idea de narrar toda la historia en flashback.
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